Dos estudios profundizan en
el papel que tiene el estilo de vida sobre la esperanza de vida y muestran que llegar
a centenario es alcanzable con una vida sana.
Llegar a los
100 años de edad no parece demasiado difícil, a tenor de las conclusiones de
un estudio publicado en "Archives of Internal Medicine",
siempre y cuando se siga al pie de la letra una serie de recomendaciones sobre
vida sana.
Los autores,
del Brigham & Women's Hospital de
Boston, concluyen que un estilo de vida saludable desde el comienzo de
la tercera edad, que incluya
evitar el sobrepeso, practicar ejercicio y no fumar, se asocia a mayores
probabilidades de que los hombres vivan más de 90 años con una buena función
física.
Otro
artículo publicado en el mismo número muestra que, si bien algunas personas
sobreviven más de 100 años evitando las enfermedades crónicas, otras personas
centenarias están afectadas por estas patologías y siguen viviendo unos cuantos
años más sin llegar a ser discapacitadas.
Los
investigadores comentan que, según revelan los resultados realizados con
parejas de mellizos, un 25% de la variabilidad en la longevidad humana puede
atribuirse a la genética, pero el restante 75% depende de factores modificables.
Los autores
de Boston investigaron a un grupo de 2.357 varones participantes en el Physician's Health Study. Cuando comenzó
este estudio, entre 1981 y 1984, los participantes tenían una media de edad
de 72 años, y proporcionaron información sobre parámetros como la estatura,
peso, presión arterial, niveles de colesterol, actividad física, etc. Siguieron
siendo examinados cada año hasta 2006, y en cada visita rellenaban un
cuestionario sobre cambios en sus hábitos de vida, su salud y su capacidad para
desenvolverse en tareas cotidianas.
Un total de
970 participantes vivieron 90 años o más. Según los resultados, varios factores
biológicos y conductuales modificables se asociaron con esa excepcional
longevidad. Los autores comentan que el consumo de tabaco, la diabetes, la
obesidad y la hipertensión redujeron significativamente las probabilidades de
alcanzar los 90 años, mientras que la práctica de ejercicio intenso regular las
aumentó considerablemente.
Además, los nonagenarios también
presentaron una mejor función física, un mejor bienestar mental y una mejor
autopercepción de su salud.
En opinión
de los autores, un varón de 70 años que no fuma, tiene controladas sus cifras
tensionales y su peso, no presenta diabetes y practica ejercicio entre 2 y 4
veces a la semana tiene 54% de probabilidades de alcanzar la edad de 90 años.
Por el
contrario, algunos hábitos de vida no saludables reducen las probabilidades.
Por ejemplo, los sedentarios tienen 44% de alcanzar los 90 años, los
hipertensos un 36%, los obesos un 26%, los fumadores un 22%, los que
presentan tres de estos factores un 14% y los que presentan cinco factores sólo
un 4%.
El segundo
estudio, firmado por médicos de la Boston
University School of Medicine, incluyó a 523 mujeres y 216 varones de 97
años o más. Respondieron a cuestionarios sobre su historia de salud y capacidad
funcional mediante correo o teléfono. Fueron distribuidos en grupos en función
de su sexo y la edad a la que desarrollaron ciertas enfermedades asociadas al
envejecimiento –EPOC, demencia, diabetes, cardiopatía, hipertensión,
osteoporosis, Parkinson e ictus.
El 32% había
desarrollado alguna de esas enfermedades cuando ya tenía 85 años o más. El 68%
las había desarrollado antes de esa edad, por lo que tales enfermedades no
aparecieron al final de la vida de estas personas excepcionalmente longevas,
destacan los autores. Es más, escriben que las personas centenarias que habían
desarrollado cardiopatía o hipertensión antes de cumplir los 85 años y seguían
sobreviviendo demostraron similares niveles de independencia que aquellos que
habían comenzado a desarrollar estas enfermedades más allá de los 85 años.
A juicio de los investigadores, estos
resultados pueden arrojar más luz sobre las diferentes maneras en que la gente
sobrevive hasta una edad extraordinariamente avanzada. "Determinar los
mecanismos que facilitan retrasar o escapar a la discapacidad y a la muerte a
esa edad merece investigarse a fondo", concluyen.
Por lo tanto, los hábitos sanos nos
pueden permitir alcanzar una gran longevidad.
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